Releyendo un artículo sobre el centenario de la Gran Vía de Madrid, me ha dado por pensar qué recuerdos tengo yo de esta calle. Tengo que reconocer que lo único positivo es La Casa del Libro.Por lo demás, mis experiencias no han sido muy buenas y me parece curioso venir a descubrirlo justo ahora.
Recuerdo un intento de quitarme la cartera hurgando en mi bolso. Unos aficionadillos, nada profesionales...digo yo que por eso me daría cuenta, pues no lo consiguieron.
En otra ocasión la recorrí con nerviosismo, intentando encontrar una calle paralela donde tenía una cita con alguien que, por fin, podía darme un trabajo. En verdad buscaban una persona con mi formación, pero yo carecía de la experiencia necesaria en ese campo concreto. Salí decepcionada, pero contenta por haber sido sincera.
La Gran Vía y yo también fuimos juntas testigos del final de una relación. Después de ver una peli de Woody Allen, mi amiga me contaba en la mesa de un café como se diluía su matrimonio. Mientras, su marido y el mío hablaban a nuestro lado de otros asuntos, ajenos a estas dolorosas confesiones.
Concluiría que la Gran Vía me ha dejado un sabor bastante amargo; pero el recuerdo de una conversación con un conocido, taxista jubilado, me reconcilia con este lugar . Evocaba sus viejos tiempos y me confesaba, por lo bajini, su gran afición a los perfumes de mujer. No solo conocía marcas y nombres de pila, sino que era capaz de discriminar sus olores. Sus preferencias eran claras: intensos y sofisticados, pero siempre elegantes.
Un día recogió a una señora en el Barrio de Salamanca, con aspecto muy distinguido y desprendiendo un olor a perfume muy tentador. La llevó a la Gran Vía, donde pasaba temporadas en un lujoso hotel (voy a omitir más detalles para que no pueda ser identificada). Él se atrevió a comentarle su secreta afición, lo bien que olía a Chanel nº5 y cómo esos pequeños detalles contribuían a hacerle el trabajo más llevadero. Incluso su osadía le llevó a confesarle lo maravilloso que sería llevar de compañero ese aroma durante todo el día. La señora inmediatamente abrió su bolso y sacó un pequeño perfumador. Con gesto amable se lo regaló al taxista, le pagó, se apeó del coche y desapareció en el vestíbulo del hotel.
Aquel día entre humo y ruidos se sintió en el paraíso...
Pero pronto despertó de su sueño cuando en casa, comentándolo con su mujer, se llevó la mayor bronca de su vida...
lunes, 21 de junio de 2010
miércoles, 9 de junio de 2010
¿Y CÓMO CONTINUAR?
Estoy chapada a la antigua. Me pongo delante del teclado, miro la pantalla y no se me ocurre nada. Sin embargo, siempre me ha pasado, que con un lápiz y un papel la mano se desliza sola. Pero me pasa con la mano igual que con la boca, no me gusta que den rienda suelta y ahí las llevo, amarradas. Y es que opté por escuchar antes que hablar (sobre todo si no hay nada importante que decir). Me encantaba observar a los demás, escuchar sus palabras, centrarme en sus ademanes, captar sus gestos. Llevo tiempo practicando este deporte. Pero tengo que reconocer que he pasado a otra fase del proceso: fijarme en los comportamientos, en las reacciones. Ahora me importa lo que haces, no lo que dices...
miércoles, 26 de mayo de 2010
No me lo puedo creer!!!!
Esto de internet es mágico, lo juro. Resulta que me ha salido por ahí un seguidor...Seguro que es casualidad, puro accidente, o quizás un friki que busca y busca...¿pero qué? si todavía no he puesto nada...Ah, ya recuerdo! es alguien a quien yo dejé un comentario. Muchas gracias. Además se demuestra que no estamos tan lejos...Somos una auténtica cadena y los eslabones son nuestras ideas que van y vienen pero enlazadas.
Yo, la verdad que me quedo un poco en blanco. ¿Para que quiero un blog? Hablar de política está muy visto. Llevamos más de 25 siglos repitiendo prácticamente lo mismo, porque si lees a los autores de la Grecia Clásica compruebas que ya tenían hecho el diagnóstico. El problema es que después de tanto tiempo no se ha dado con el tratamiento. Bueno, tengo que reconocer que algo sí se ha avanzado.
Hablar de sentimientos, emociones y sensaciones como que no se lleva, es una auténtica cursilada. Además lo íntimo es lo íntimo y yo no me desnudo en público.
Hablar de mi vida, como hacer una especie de diario, no lo veo interesante. Es demasiado normal.
Hablar de mis pensamientos, de mi vida interior, dar mis opiniones, expresar mis ideas...quizás sea más productivo. ¿Para qué?, ¿para quién? Quizás solo para mí misma. ¿Sería una terapia? ¿incrementaría mi autoestima? ¿serviría para sentirme mejor? ¿peor? ¿supondría un esfuerzo?¿sería una obligación? ¿esto engancha?
Pufff, no sé si claudicar. El tiempo lo dirá.
Yo, la verdad que me quedo un poco en blanco. ¿Para que quiero un blog? Hablar de política está muy visto. Llevamos más de 25 siglos repitiendo prácticamente lo mismo, porque si lees a los autores de la Grecia Clásica compruebas que ya tenían hecho el diagnóstico. El problema es que después de tanto tiempo no se ha dado con el tratamiento. Bueno, tengo que reconocer que algo sí se ha avanzado.
Hablar de sentimientos, emociones y sensaciones como que no se lleva, es una auténtica cursilada. Además lo íntimo es lo íntimo y yo no me desnudo en público.
Hablar de mi vida, como hacer una especie de diario, no lo veo interesante. Es demasiado normal.
Hablar de mis pensamientos, de mi vida interior, dar mis opiniones, expresar mis ideas...quizás sea más productivo. ¿Para qué?, ¿para quién? Quizás solo para mí misma. ¿Sería una terapia? ¿incrementaría mi autoestima? ¿serviría para sentirme mejor? ¿peor? ¿supondría un esfuerzo?¿sería una obligación? ¿esto engancha?
Pufff, no sé si claudicar. El tiempo lo dirá.
martes, 18 de mayo de 2010
¡me estreno hoy!
Hoy es el día de mi nacimiento, es la primera entrada ¡ya tengo dos cumpleaños! uno es hoy y el otro...dentro de 6 días...
Qué gracia, lo ha parido mi hija, que es la que entiende de esto (la llamaré mi mamá-cibernética). Es mi apoyo y mi profe, le voy a dar la coña un montón, a la pobre...Confieso que soy una negada. Ya iré aprendiendo, lo juro. Me paso todos los días ocho horitas delante del ordenador en la oficina y cuando llego a casa me apetece de todo menos volver a sentarme otro ratito delante de un teclado y una pantalla. Poco a poco...
Qué gracia, lo ha parido mi hija, que es la que entiende de esto (la llamaré mi mamá-cibernética). Es mi apoyo y mi profe, le voy a dar la coña un montón, a la pobre...Confieso que soy una negada. Ya iré aprendiendo, lo juro. Me paso todos los días ocho horitas delante del ordenador en la oficina y cuando llego a casa me apetece de todo menos volver a sentarme otro ratito delante de un teclado y una pantalla. Poco a poco...
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