miércoles, 9 de junio de 2010
¿Y CÓMO CONTINUAR?
Estoy chapada a la antigua. Me pongo delante del teclado, miro la pantalla y no se me ocurre nada. Sin embargo, siempre me ha pasado, que con un lápiz y un papel la mano se desliza sola. Pero me pasa con la mano igual que con la boca, no me gusta que den rienda suelta y ahí las llevo, amarradas. Y es que opté por escuchar antes que hablar (sobre todo si no hay nada importante que decir). Me encantaba observar a los demás, escuchar sus palabras, centrarme en sus ademanes, captar sus gestos. Llevo tiempo practicando este deporte. Pero tengo que reconocer que he pasado a otra fase del proceso: fijarme en los comportamientos, en las reacciones. Ahora me importa lo que haces, no lo que dices...
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